La orden ejecutiva de Trump (14253) para “restablecer la verdad y la cordura en la historia estadounidense” no se refiere a la historia presente y futura de ese país, que bastante verdad y cordura necesita; se trata de la memoria histórica. Del orweliano control de la historiografía como fuente de poder.
Según Trump, la administración Biden hizo “un esfuerzo por reescribir la historia que busca socavar los logros de Estados Unidos al presentar sus principios fundadores e hitos históricos bajo una luz negativa (…) inherentemente racista, sexista, opresiva, irremediablemente defectuosa”.
A Trump le ha molestado especialmente una exposición denominada: “La forma del poder: historias de raza y escultura estadounidense”, una exposición que representa que “las sociedades, incluido Estados Unidos, han utilizado la raza para establecer y mantener sistemas de poder, privilegio y privación de derechos”. La exposición afirma, además, que “la escultura ha sido una poderosa herramienta para promover el racismo científico” y promueve la visión de que la raza no es una realidad biológica, sino una construcción social.
“El Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana ha proclamado que el trabajo duro, el individualismo y la familia nuclear son aspectos de la cultura blanca. El próximo Smithsonian de Historia de las Mujeres Estadounidenses planea celebrar las hazañas de los atletas masculinos que participan en deportes femeninos”, refiriéndose a las mujeres transexuales.
Trump quiere tapar aspectos claves de la historia de EEUU; la orden ejecutiva en sí misma es un monumento a la ideología sexista, racista y opresiva. Si eso es en historia doméstica, ¿qué será del expansionismo imperial?
El objetivo de Trump es sacar de la historia piezas fundamentales de la conformación de la sociedad estadounidense y convertir los museos en cabañas del Tío Tom que “recuerden a los estadounidenses (su) extraordinaria herencia, progreso constante hacia una unión más perfecta y trayectoria inigualable en el fomento de la libertad, la prosperidad y el florecimiento humano”. La orden ejecutiva debió titularse: Ocultar el racismo, el sexismo y la opresión para continuar la locura y mentira de la historia estadounidense contra la humanidad”.
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