Me fui con mi perro en semana santa para la playa, debo confesar que no fue una buena idea, fui buenísima. Mi perro se llama Ron y cada vez que gritaba para llamarlo, llegaba un muchacho que servía tragos en la playa a donde fuimos varios días, como si yo le estaba pidiendo.
De verdad, nos reímos mucho con eso. Hay algunas cosas que mejoraré para mi próximo viaje con él. Ron disfrutó demasiado del paseo, él no conocía la playa y estaba muy curioso por todo, olores, sonidos, la gente.
Al principio, no me preocupé porque se fue a a explorar, pero poco a poco la playa se llenaba de gente y eso es estresante si Ron no te hace caso. Entonces lo primero es que me haga caso a la primera, porque se echaba unas pérdidas, que me angustiaba.
Como es tan cariñoso, dulce y juguetón, muchas personas lo llamaban y lo acariciaban, pero había otros perros, eso no lo puedo controlar, cómo se van a comportar al ver a otro perro… lo van a atacar o serán agresivos o lo van a perseguir.
Bueno, me tocó correr para poder agarrarlo, porque se le pegó un pincher atrás, un pincher que no tenía tamaño, para lo que horrorizó a mi pobre Ron. Entonces lo tuve de prisionero, solo cuando yo entraba a la playa, él venía conmigo o con alguno de nosotros.


El calor: es importante tenerles un techo y un lugar fresco, porque él es peludo, hacía calor, el sol estaba fuerte y más de una vez no quería salirse de la playa, porque tenía calor y eso no lo entendí hasta que me ladraba y se iba corriendo al agua.
Agua para beber… que delicado, yo le daba agua cuando me acordaba y lo veia jadear demasiado y el agua se le llenaba de arena y entonces, comprendí, yo estoy tomando líquido todo el tiempo, el con ese pocote de pelo y el calor, estaba sediento. Por favor, no le den refresco o cerveza, no, agua sí, agua potable.
Hubo un momento en el que se fue a las duchas y la gente se duchaba y lo veo lamiendo el agua que salía de ahí y me lo llevé arrastrado, le puse su agua y como se calentaba, le ponía agua fresca y ahí sí se la tomaba.
La próxima vez, estaré mucho más pendiente de eso, el agua es vida y mi perro hiperactivo la necesitaba.
Recoger las cacas, que difícil saber dónde hacía… pero si vas por la arena descalzo, estoy seguro que no quieres pisarlas, entonces, me tocó darle de comer y pasearlo como siempre y así pude ver dónde y recogerlo. No pude controlar dónde orinaba… pero lo intenté.
Ron disfrutó, ese llegaba cansado, dormía y hasta roncaba. Me encantó. Verlo correr, nadar y socializar, me hicieron sentir que él estaba feliz.
Ahora, de vuelta a la realidad, el carro era un chiquero, daba lo mismo lavarle las patas, porque no sé cómo hacía para almacenar barro y arena, nada funcionó. Salvo cargarlo y meterlo de una vez en el carro, nada óptimo y muy frustrante para él.
¿Qué haría para una próxima vez? Lo primero es que me haga caso al llamarlo, debo practicar eso, de resto observar que no se coma cosas locas o persiga iguanas y quiera meterse en el monte. El carro, aspirarlo. No muchas opciones.
Ron se viene otra vez a la playa conmigo y como soy un papá obediente le hago caso al veterinario y lo desparasito con regularidad, le tengo sus vacunas al día y siempre estoy pendiente de que no tenga pulgas, garrapatas ni nada de eso.
Perdónenme los que no le gustan los perros, pero a veces pienso, que se nos olvida, que ellos también necesitan divertirse, correr, jugar con las olas. Ron y yo la pasamos genial, con el carro sucio, un poco de estrés pero lo volvería a hacer.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente