El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes en el mundo. Su diagnóstico suele ser devastador a nivel psicológico y emocional, de allí la importancia de atender su salud mental.
El diagnóstico de la enfermedad suele desencadenar en el paciente una serie de emociones, siendo la más intensa el miedo a morir. El estrés asociado al tratamiento del cáncer, incluyendo radioterapia y quimioterapia, es innegable y, definitivamente, afectan su salud mental, por lo que se hace necesario aprender algunas técnicas de manejo del mismo, como respiración profunda, yoga y meditación.
Estas prácticas ayudan a controlar el estrés, reducir la ansiedad y aumentan el bienestar general. Es innegable la relación entre la salud física y mental. Las mujeres que se cuidan mediante una dieta equilibrada, ejercicio regular y sueño adecuado, experimentan una mejora en su salud mental. Se ha demostrado que la actividad física y el ejercicio liberan endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, ayudando a combatir los síntomas de depresión y ansiedad.
La salud mental de la mujer con cáncer es un aspecto integral del tratamiento y la recuperación. Reconocer y abordar los desafíos emocionales que enfrentan las mujeres, no solo mejora su calidad de vida, también influye en su salud a largo plazo.
Fomentar un enfoque holístico que incluya apoyo psicológico, social y físico, ayuda a las pacientes a encarar la enfermedad con mayor fortaleza. Enfrentar el cáncer de mama suele ser una dura batalla, pero con el apoyo adecuado, muchas encuentran una nueva forma de vivir y prosperar.
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