La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, aseguró con firmeza que su país «no será utilizado por Estados Unidos para lanzar ataques contra el pueblo venezolano». Sin embargo, sus palabras contrastan con las acciones de su gobierno, que ha permitido la presencia militar estadounidense en el Caribe y ha firmado acuerdos que comprometen la soberanía nacional.
Persad-Bissessar respondió ayer a las críticas del ex primer ministro Dr. Keith Rowley, quien cuestionó la manera en que su administración gestiona la posición del país en medio de las tensiones entre Washington y Caracas. En una rueda de prensa en su residencia de Glencoe, Rowley expresó preocupación por la aparente falta de coherencia en la política exterior del gobierno.
El ministro interino de Asuntos Exteriores y de la CARICOM, Barry Padarath, y la ministra de Obras Públicas e Infraestructuras, Jearlean John, también intervinieron en defensa de la primera ministra. Pero las explicaciones ofrecidas no disiparon las dudas sobre el verdadero papel de Trinidad y Tobago en la región.
Al ser consultada, Persad-Bissessar restó importancia a las críticas de Rowley: «Como ciudadano, tiene derecho democrático a expresar sus opiniones. Sin embargo, los hechos permanecen». No obstante, los hechos que ella misma reconoce parecen contradecir su discurso. La mandataria recordó que Rowley firmó un acuerdo actualizado el año pasado, que obliga a Trinidad y Tobago a cooperar con el ejército estadounidense en ejercicios militares en la región.
La llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford al Caribe y el desembarco de marines estadounidenses para entrenar junto a la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago han encendido las alarmas. Aunque la primera ministra insiste en que «Estados Unidos nunca ha solicitado usar nuestro territorio para atacar al pueblo venezolano», la presencia militar norteamericana en suelo trinitense plantea interrogantes sobre la verdadera independencia de la política exterior del país.
Persad-Bissessar recalcó que «Trinidad y Tobago es un Estado soberano y no sigue ciegamente a Estados Unidos ni a ningún bloque como la CARICOM». Sin embargo, en la misma intervención afirmó que su gobierno «no dudará en apoyar a los socios internacionales que están comprometidos a enfrentar el narcotráfico y el tráfico de armas», dejando abierta la puerta a una cooperación que podría tener implicaciones directas en la seguridad de Venezuela.
La primera ministra insiste en que «Trinidad y Tobago no participará en ningún acto que perjudique al pueblo venezolano» y que mantiene relaciones pacíficas con Caracas. Pero al mismo tiempo respalda la narrativa de «elecciones libres y justas» en Venezuela, alineándose con la postura de Washington y sus aliados.
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