Quién podía imaginarse que Ucrania se convertiría en el cementerio del imperialismo. La ironía es que fue Ucrania (1991) la que clavó la puntilla para la disolución de la Unión Soviética, es desde ese momento que Ucrania se convirtió en la joya más deseada y cuidada por el imperialismo.
La estrategia de EEUU con su política anticomunista, desde el momento de la creación de las 15 naciones, fue identificar y asociar en el imaginario mundial a Rusia con la Unión Soviética, con “el imperio del mal”, como la había etiquetado en marzo de 1983 el presidente Ronald Reagan para referirse a la URSS. Y todo el trabajo de malponer a los rusos ha formado parte de su política exterior, apoyados en el complejo militar industrial, cultural, mediático; liderados por el cine y la televisión.
Zbigniew Brzezinski el gran aliado y asesor de Rockefeller, el creador de la Comisión Trilateral, gran estratega geopolítico, escritor, asesor del presidente Jimmy Carter y del Partido Demócrata en política exterior de los Estados Unidos, dijo: “Sin Ucrania, Rusia no puede ser un imperio, pero con una Ucrania de aliada, Rusia se convierte automáticamente en un imperio”. Y en otra oportunidad dijo que “si Rusia se reuniera con Ucrania, se convertiría en el motor de Eurasia. Si Ucrania se convierte en un aliado de Europa Occidental, Moscú se debilitará significativamente en sentido geopolítico”.
Brzezinski escribió: “la independencia de Ucrania privó a Rusia de su posición dominante en el Mar Negro, donde Odesa era la puerta de entrada insustituible para el comercio con el Mediterráneo y el resto del mundo”.
EEUU en su afán de hegemonía y la Otan, se habían expandido hacia el Este y en una vil maniobra ofrecieron a Ucrania membresía en la Otan (algunos think tank advirtieron del error). Tenían clara conciencia de que violaban el “espacio vital” y la seguridad de Rusia, con las consecuencias bélicas que hoy tienen al mundo en vilo.
Brzezinski, que comprendía muy bien las raíces históricas y culturales entre ambas naciones, advirtió con tiempo que Ucrania no tenía otra opción que mantenerse neutral, un Kiev de buenas relaciones con Rusia y la Unión Europea, pero fuera de la Otan.
La realidad militar sugiere que Ucrania puede convertirse en el fosal donde se desnudó y se enterró al imperialismo yanqui y a los yanquicitos de la Otan. El punto de quiebre: el Oreshnik.
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