Ti West (‘The House of the Devil’) cierra su último arrebato cinematográfico con ‘Maxxxine’. Lo hace con la primera película de una trilogía que podrá verse, ahora sí, en pantalla grande. ‘X’ y ‘Pearl’ no corrieron con la misma suerte en Venezuela.
Con dos producciones a cuesta, el realizador se enfrentaba a una contundente prueba de fuego: elevar la historia, volver al personaje inolvidable y sembrar un precedente en el cine de horror. Esto último con amor-odio, a juzgar la intensidad con la que inició, minimizada en la segunda entrega pero que se despide de forma inteligente en la tercera sin dejarse influenciar por el escándalo.
Mia Goth fue y sigue siendo su musa. La actriz brilló en cada reto, en uno de ellos interpretando a otra persona distinta a Maxxxine, dando muestras de su versatilidad. Es sensualidad y malicia, pero al mismo tiempo dulzura y premeditación.
Una mujer que recibió golpes casi mortales que la han llevado a ser todo lo contrario a una damisela en peligro. Y eso es algo maravilloso en la trama. Hablo, específicamente, del desarrollo de un rol que trasciende en la última entrega. Uno que ya no tiene miedo de recibir más golpes de una vida que ha sido de todo menos dócil con ella. Algo que para la actriz es un regalo pues se nota que es dueña de su papel.
El cuento va así
En la primera ya vemos cómo empujada por las circunstancias, y con un pasado religioso que marcó sus primeros años de vida, Maxxxine se revela y acaba como actriz porno. Siempre soñó con la fama pero el camino a Hollywood no será recto.
Sin miedo a nada pisará fuerte sin arrepentirse de ese escandaloso pasado. Nos enfrentamos a una mujer que se muestra segura, buscando constantemente la mejor versión de sí misma sin importar si tiene que mancharse las manos de sangre.
Lo aprendido le sirve para seguir en el cine para adultos, bailar sin ropa en un centro de entretenimiento para hombres y hacer casting en el Hollywood anhelado.
Ambos entornos viciados, negativos, pero profundamente deseados. Y esa energía, ese ímpetu, esa confianza harán que ‘Maxxxine’ logre lo que soñó. Hasta que el pasado regrese para pisarle los talones y recordarle constantemente que todas las decisiones pasan factura en algún momento. No tendrá paz ni respiro.
El espectador se cruza con una historia que da cuenta de esas dificultades. Pero la ilusión de triunfar es suficiente gasolina para que no se deje apabullar por delincuentes, asesinos, violadores y hasta un acosador nocturno que la idolatra tanto como la odia.
El lomito
Lo mejor de este cierre es que ocurre en 1985 y toda la estética ochentera está presente. No solo en la dirección de arte, el vestuario o la banda sonora, sino en la tipografía, edición y planos. Algo con lo que Ti West ha logrado superarse a sí mismo.
La primera hora y media de la película es brillante, es entretenida y al mismo tiempo un tributo al cine de terror de los 80. Embelesado, el espectador acaba seducido además por la joven que no necesita artilugios para encandilar.
Obvio que, para arrastrar al espectador a las salas, West invita a actuar a un puñado de rostros archi conocidos. Lily Collins (‘Emily in Paris’), Kevin Bacon (‘Mystic River’), Giancarlo Esposito (‘Breaking Bad’) o la cantante Halsey se lucen entre ellos. Todos con personajes cortos pero llenos de sustancia.
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