Un hallazgo reciente en Marte ha encendido las alarmas científicas: el rover Perseverance descubrió rocas sedimentarias con patrones inusuales que podrían ser señales de vida pasada. Las formaciones, descritas como “manchas de leopardo” y “semillas de amapola”, contienen minerales que podrían haber sido generados por antiguos microbios.
Aunque no se trata de una confirmación definitiva, el descubrimiento cumple con los criterios de “posibles biofirmas” establecidos por la NASA.
¿Qué encontró el Perseverance?
En el cráter Jezero, una zona que alguna vez fue un lago marciano, el rover detectó lutolitas —rocas de grano fino formadas por arcillas— con marcas químicas intrigantes. Estas rocas, de unos 3.500 millones de años, fueron halladas en la Formación Bright Angel, una región excavada por antiguos ríos. Los patrones detectados podrían haber surgido por reacciones entre materia orgánica y minerales en el fondo de un lago.


¿Son señales de vida?
Los científicos no afirman haber encontrado vida, pero sí destacan que las características observadas en las rocas serían explicables por procesos biológicos si se encontraran en la Tierra. Las reacciones químicas detectadas podrían haber sido impulsadas por microbios, aunque también existen explicaciones geológicas alternativas. Sin embargo, estas requerirían temperaturas elevadas que no parecen haber estado presentes.
La única forma de confirmar el origen biológico de los minerales sería traer las muestras a la Tierra. La NASA y la Agencia Espacial Europea tienen planes para una misión de retorno, pero enfrentan recortes presupuestarios que amenazan su ejecución. Mientras tanto, China también desarrolla una misión similar que podría lanzarse en 2028.
Este hallazgo representa uno de los indicios más prometedores de vida pasada en Marte. Aunque aún no hay certezas, las “manchas de leopardo” podrían marcar un antes y un después en la exploración planetaria. La ciencia sigue observando con cautela, pero con renovada esperanza.
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