Si te arrodillas ante mí estarás mejor. Si te doblegas ante mí, superior y más fuerte, tu futuro será prometedor. A fin de cuentas, siempre has dependido de mí, por tu inferioridad natural y mi inteligente manera de conducirme hacia ti.
Por años, por siglos, corrijo, has estado a mi servicio, con sus “comodidades y privilegios”. ¿Por qué alzarse ahora? Si hace rato has estado bajo mi influjo –perteneciendo a mi “zona de influencia”, a mi “patio trasero”–, ¿a quién se le ocurre tomar su propio camino? Si bien tú sabes que tengo la manera de destruir a tus familias –ve, por ejemplo, cómo los pongo a atravesar irracionalmente el Darién sin disparar un tiro– entonces, ¿a qué se debe ese arrebato de dignidad suicida?
Así cruzarán selvas infectadas de animales feroces y maleantes y mafias para moverse donde yo lo determine. Así, dejarán casas y familias para postrarse ante mí.
Si conoces sobradamente que con mis medios y redes sociales puedo dominar mentes débiles –ilusionadas por mis constantes propagandas y ofertas engañosas–, ¿en serio crees que te vas a librar tan fácilmente de mí…? ¿Te percatas de que, por ausencia de educación, por desconocimiento de un país rico en tantos recursos, por falta de amor a la propia tierra, por imitación servil mediatizada, por vacía admiración de los tuyos, no requiero levantar un dedo?
El ejército de ocupación son tus paisanos vencidos por mi cantaleta y por mi ideología… Sé que, como toda nación, tienes problemas, y que lo de “dictadura” es un pretexto perfecto para hacernos contigo y tus caudales, tan necesarios para nuestra crítica situación. Pero aquí entre nos: tú lo sabes, pero tus resentidos y confundidos hermanos que están en nuestro territorio y todos los que vienen en camino por mis acciones lo ignoran. ¡Favor que nos hacen!
Tus enemigos son tus parientes que me piden bloqueos y más aislamiento de Venezuela.
No dejaré jamás que vean la verdad: que la auténtica tiranía está aquí y que nuestras calles están plenas de jóvenes zombis, transeúntes extraviados en avenidas llenas de comida chatarra y de supremacismo trasnochado.
A vaina, ¿quién te dijo que tú eres soberano? ¿Qué te fumaste que no bajas tus ojos ante mi presencia? ¿Quién maneja el dinero, el garrote, quién es el héroe de la película que consumes desde que gateabas? Chico, es que tú existes porque yo lo digo, tu respira porque yo te lo ordeno.
¿Por qué resistes mi divina voluntad? ¿Por qué interfieres hostilmente contra mí, con el objeto declarado de frustrar mi política y obstaculizar mi poder, limitando mi grandeza y frenando el cumplimiento de mi destino manifiesto de extenderme por el continente asignado por la Providencia para el libre desarrollo de mis millones que se multiplican anualmente?
Escucha: ¡no puedes revelarte! ¡Eres una amenaza inusual y extraordinaria! Al no dejarte vencer eres un mal ejemplo, una oveja descarriada que no se somete al pastor del rebaño.
¡Nada de popular! ¡No quiero saber de unión americana sin mi señorío! ¡Qué fastidio, eres terco como una mula!
Si soy el enviado de Dios y tu proceder es diabólico… debes ser castigado, sancionado.
Si es menester acabaré con tu gente, porque yo quiero que te vayas del Gobierno de una vez por todas ¡Ninguna Historia! ¡Nada de Bolívar! ¡Basta de independencia! ¡Tú eres el único culpable de todo lo que te hago!… ¡Y no respondo!
La entrada ¡Y no respondo! se publicó primero en Últimas Noticias.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente