La paz en Ucrania es el foco de la atención mundial. Se han reunido en Alaska las dos superpotencias nucleares: Rusia y EEUU. Viajaron a Washington los gobernantes de los países más poderosos de Europa y se reunieron con el presidente de EEUU. Muchos esfuerzos invertidos, pero aún la paz parece estar muy lejos y difícil de alcanzar. ¿Por qué? De hecho, ante este asunto se han definido dos grandes bandos: de una parte, Rusia y EEUU, que sí quieren la paz, y de la otra, las potencias europeas y el nazifascista Zelenski, que proclaman discursos de paz, pero de hechos la sabotean. Esta vez el títere ucraniano se ha presentado muy sumiso y servil frente a Trump, pero no aceptó ni una sola de las propuestas de paz recomendadas por la Casa Blanca. Esto es el colmo de su disociación con la realidad.
El dictador ucraniano ha perdido la guerra frente a Rusia en el campo de batalla, pero en las negociaciones intenta hacer demandas como si fuera el “vencedor”. La respuesta está en sus intereses personales; sabe que si cede territorios a Rusia, será tildado de “traidor”, pues ha caído en la trampa de su propia propaganda falsa. Y ese será su fin. Aquí se vuelve a repetir una odiosa situación histórica del pasado cuando un supuesto líder toma de rehén a su propio pueblo y país por sus bastardos intereses personales. Hitler, ya derrotado, prefirió que se destruyera al pueblo alemán y su nación antes que renunciar.
Ucrania vive un verdadero desastre; más de un millón de muertos, millones de emigrados, catástrofe demográfica, economía arruinada, pero al ambicioso de Zelenski le parece poco. ¿Cuánta más sangre y destrucción de su propio país necesita este monstruo para abandonar voluntariamente el poder? Cuanto más continúe la guerra, más territorios tendrá que ceder.
Lamentablemente, los líderes rusófobos de Europa Occidental se comportan como cómplices de la destrucción de Ucrania; solo piden “cese al fuego”, pero en realidad es una tregua para seguir rearmando a Ucrania; no pretenden la solución duradera del conflicto. ¿Cuándo vendrá el punto de quiebre de Zelenski? Aún no lo sabemos, pero parece que ya no está muy lejos. Quién sabe si sea el propio pueblo ucraniano quien por fin decida ajustarle cuentas a su payaso sanguinario.
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