Familiares de la joven venezolana Keyla Maylin Altuve Vivas, de 31 años de edad, piden a las autoridades chilenas reabrir la investigación sobre su muerte, pues aseguran que la investigación se realizó con celeridad y no reveló los verdaderos motivos de la tragedia.
Altuve Vivas falleció el pasado 20 de septiembre en Punta Arenas, Chile. Aunque, inicialmente, el caso se cerró como un suicidio, sus allegados y el abogado Braulio Jatar, afirman que hubo graves omisiones en las el proceso de peritaje.
Según Jatar, los cuerpos policiales no incautaron de inmediato el teléfono, la tablet ni el computador de la joven, elementos que serían de importancia para establecer sus últimas comunicaciones. «Eso es el A, B, C de una investigación. Es lo que te lleva al círculo más próximo de la víctima», señaló el legista, según la publicación de El Vinotinto.
Familiares denuncian irregularidades en las investigaciones
Esta semana, la hermana de Keyla, entregó voluntariamente el celular de la fallecida, el cual estuvo en manos de la expareja de la joven durante varios días.
Se conoció que la policía revisó el contenido en presencia de la hermana de la venezolana y realizó capturas de pantalla antes de devolverlo.
El padre de la víctima, el periodista tachirense Nelson Altuve, cuestionó que el caso se haya cerrado incluso antes de saber si su hija podía recuperarse.
«Nos enteramos por amigos de que había tenido un accidente. Nadie nos explicó nada. No se recogieron pruebas ni se tomó declaración a los testigos el mismo día», reveló.
La venezolana enfrentó episodios violentos por parte de su pareja
El informe forense concluyó que la causa de muerte fue hipoxia por ahorcamiento; sin embargo, la familia asegura que existían antecedentes de violencia psicológica y control por parte de su pareja, un hombre de nacionalidad chilena.
Por otra parte, amigas de Keyla aseguraron que el hombre la retuvo en su casa tras una discusión y le quitó el teléfono.
«Keila tenía planes, una operación programada en Santiago, un viaje a Venezuela y proyectos de vida. No era alguien que pensara en quitarse la vida», insistió su padre.
Hasta el momento, la Policía de Investigaciones de Chile mantiene la hipótesis de suicidio. Mientras que la familia pide reabrir el caso y revisar las diligencias pendientes.
En medio del dolor, sus parientes decidieron donar los órganos de Keila en el Hospital Clínico de Punta Arenas, para apoyar a aquellas personas que los necesiten. «Sus córneas, riñones y su hígado ahora dan vida a otros. Así queremos que la recuerden», dijo su padre.
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