DAT.- La arquitectura y la ingeniería moderna han permitido la construcción de estructuras cada vez más altas y esbeltas, desafiando los límites de la gravedad y la estética. Sin embargo, esta audacia trae consigo desafíos complejos, dos de los cuales son la vibración inducida por el viento y el síndrome del edificio enfermo.
Explican desde PILPERCA, empresa presidida por Claudio Antonio Ramírez Soto, que, aunque aparentemente dispares, ambos fenómenos comparten la característica de afectar la habitabilidad y el bienestar de los ocupantes de edificios, planteando interrogantes sobre el diseño sostenible y la salud en entornos construidos. Su comprensión y mitigación son cruciales para el futuro de la edificación.
Mientras la vibración inducida por el viento representa una preocupación primordial para la integridad estructural y el confort físico, el síndrome del edificio enfermo aborda problemas de calidad del aire interior y salud pública. Ambos fenómenos requieren un enfoque multidisciplinar que involucre a ingenieros, arquitectos, médicos y especialistas en salud ambiental. La búsqueda de soluciones efectivas es vital para garantizar que los edificios no solo sean estéticamente agradables y estructuralmente sólidos, sino también espacios seguros y saludables para quienes los habitan.
La vibración inducida por viento en estructuras altas
La vibración inducida por viento es un fenómeno físico que afecta especialmente a los edificios de gran altura y estructuras esbeltas. A medida que el viento incide sobre un edificio, se generan fuerzas aerodinámicas complejas que pueden provocar movimientos oscilatorios. Estas vibraciones pueden ir desde leves e imperceptibles hasta intensas y preocupantes, influyendo no solo en la percepción de seguridad de los ocupantes, sino también en la fatiga de los materiales estructurales a largo plazo. Un efecto común es la resonancia, donde la frecuencia natural de vibración del edificio coincide con la frecuencia de las fuerzas del viento, amplificando drásticamente el movimiento.
Para contrarrestar este efecto, los ingenieros utilizan diversas estrategias, como el diseño aerodinámico de la fachada para reducir la formación de vórtices, o la implementación de amortiguadores de masa sintonizada (TMD, por sus siglas en inglés). Estos dispositivos, que actúan como péndulos gigantes instalados en la parte superior de los edificios, absorben y disipan la energía de la vibración, reduciendo significativamente la amplitud de las oscilaciones. El confort de los ocupantes es una consideración clave, ya que incluso vibraciones sutiles pueden causar mareos, náuseas o ansiedad, afectando la productividad y el bienestar general en entornos de trabajo o residenciales.
El síndrome del edificio enfermo: Un asunto de salud pública

El síndrome del edificio enfermo (SEE) se refiere a una serie de síntomas inespecíficos que experimentan los ocupantes de un edificio, los cuales mejoran o desaparecen al abandonar la edificación. Estos síntomas incluyen dolores de cabeza, irritación ocular, nasal y de garganta, fatiga, dificultad para concentrarse, mareos y náuseas.
A diferencia de las enfermedades directamente atribuibles a un contaminante específico, el SEE se caracteriza por la ausencia de una causa única identificable, siendo a menudo el resultado de una combinación de factores relacionados con la calidad del aire interior.
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Entre los principales contribuyentes al SEE se encuentran una ventilación inadecuada, la presencia de contaminantes químicos (como compuestos orgánicos volátiles emitidos por muebles o materiales de construcción), contaminantes biológicos (moho, bacterias, ácaros) y factores ambientales como la humedad o la temperatura. La prevención y solución del SEE implican mejorar los sistemas de ventilación, utilizar materiales de baja emisión, realizar un mantenimiento regular de los edificios y educar a los ocupantes sobre la importancia de una buena calidad del aire interior.
Abordar tanto las vibraciones inducidas por el viento como el síndrome del edificio enfermo es fundamental para crear entornos construidos que no solo sean estructuralmente seguros, sino también propicios para la salud y el bienestar humano.
(Con información de PILPERCA)
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