Una torta blanca, aunque sea negra


Cuando una autoridad emplea los cuerpos policiales o de seguridad del Estado, o agentes ocultos, para detener o secuestrar personas y luego se niega a informar sobre esa detención o secuestro, o se niega a dar información sobre la suerte o el paradero de los secuestrados con la intención de dejarlos fuera del amparo de la ley, comete el crimen de desaparición forzada de personas. Se trata de actuar con conocimiento de los elementos materiales que configuran, de acuerdo al Estatuto de Roma, la desaparición forzada, con lo cual, al darse esa tipicidad objetiva, se impide el ejercicio de recursos legales en defensa de los derechos y garantías constitucionales.

Es una atrocidad y el más perverso desconocimiento del derecho a la vida y del derecho a no sufrir tratamientos crueles e inhumanos. Esto que describo es el crimen de lesa humanidad perpetrado contra la población de migrantes venezolanos en EEUU donde los mismos son secuestrados y llevados encadenados, con escenas públicas de crueldad, a un nefasto lugar llamado Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador.

Este crimen contra migrantes venezolanos lo cometen con ataque generalizado, con odio y por el hecho de ser venezolanos, sin revelar el trasfondo o esa real malicia contra Venezuela que ya sabemos de dónde viene. Sin dudas, se observa la intencionalidad en el actuar de los gobernantes de Estados Unidos y El Salvador para agraviar a los venezolanos. Los persiguen y atacan con conocimiento de dicho ataque, porque saben lo que están haciendo y de las consecuencias de dejar a los venezolanos inmigrantes fuera del amparo de la ley y por ello los autores y partícipes se niegan a informar sobre esa privación de libertad, de la misma forma en que niegan la situación real en que se encuentran, de su suerte sin garantías y derechos constitucionales, como el debido proceso, el derecho a la defensa o la presunción de inocencia. Los consideran enemigos y sin derecho a ser juzgados como a los demás ciudadanos del mundo.

Lo hacen tan descarado y con una fundamental bajeza que irrita, que causa indignación, que da asco por lo extremadamente vil y despreciable. Se burlan del Estatuto de Roma y de su Corte Penal, del derecho a los derechos humanos y entierran a la ONU con su Carta y todo. En fin, está cuestionada la seguridad jurídica, pero a todo evento hay que accionar ante la Corte Penal Internacional.
IG: @ajnunez_profesor


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