La ansiedad que se presenta ante un nuevo año escolar –lo cual incluye nueva maestra, nuevos compañeros y a veces hasta nuevo colegio- es un proceso normal pero ante el cual debemos armarnos de estrategias, lo que -según la psicóloga Viqui Durán, permite vivir satisfactoriamente este proceso novedoso pues, “aunque sea el mismo colegio, o los mismos compañeros, es una nueva experiencia”.
Si el niño ha sido cambiado de colegio, lo ideal sería que los padres lo lleven a conocerlo antes de que inicien las clases, que lo hagan partícipe del proceso de inscripción y, de ser posible, inclusive de la toma de la decisión, acota la especialista. De igual forma, dependiendo de la edad del niño, durante los primeros días los padres podrían acompañarlo hasta el aula. “Que sea un acercamiento afectuoso al colegio”, resume Durán. En estos casos, la maestra cumple un rol fundamental, pues debe presentarse como una figura de apoyo en ausencia de los padres, y en muchos casos, para incentivar las relaciones sociales, la mayoría de los amigos cambian de sección.
QUÉ HACER
• Tomar el cambio como algo natural: transmitirle al niño que es normal que sienta un poquito de ansiedad; pero que, en poco tiempo, aquella desaparecerá en la medida en que conozca a otros niños.
• En el caso de los pequeños, los padres pueden enviar alguna chuchería que el niño pueda compartir con sus compañeros para crear un lazo.
• Con ayuda de la maestra, se puede diferenciar un niño con el que el nuevo alumno tenga empatía para fomentar la amistad.
• Ante rechazos, se deben evitar los regaños, pero no se debe complacer la falta al colegio pues esta refuerza la conducta negativa para con la institución.
• Los padres deben motivarlos a plantearse nuevas metas, como mejorar en las materias que estuvieron flojas el año anterior.
• “Por lo general el primer día de clases conocemos a los profesores y copiamos los planes de evaluación”, dice Manuel Méndez, quien acaba de pasar a noveno grado. Él entonces se va lo más cómodo que puede y apenas lleva un cuaderno y un lápiz al colegio.
OTRA VEZ EL DESPERTADOR
Aunque en algunos colegios los niños pequeños entran más tarde y salen más temprano los primeros días, retomar los hábitos relacionados al sueño es quizás uno de los problemas más frecuentes, explica la psicóloga escolar Gladys García, y no solo para los estudiantes sino también para los padres.
Luego de casi dos meses de pararse y levantarse sin una hora límite, el sueño es un problema a vencer. A pesar de que la adaptación suele tardar un par de semanas, si el inconveniente continúa, explica la especialista, se trata cada caso por separado e involucrando a los padres.
QUÉ HACER
• Si bien en vacaciones se debe ser más flexible y permitir ciertas libertades, el hábito de sueño no se debe cambiar por completo.
• Alrededor de 15 días antes del inicio de clases (este tiempo depende de la edad y de cómo han reaccionado en años anteriores), se debe, poco a poco, comenzar a retomar el horario de sueño escolar.
• En el caso de los adolescentes, unos días antes se debe conversar sobre la vuelta a la rutina. “Más que el proceso de repetición con el niño para adaptarse, es el proceso de conversación considerando las consecuencias que genera el hacerlo abruptamente”, explica Viqui Durán.
• Los padres tienen que evitar quejarse frente a los hijos sobre el regreso a clases, y el madrugonazo que esto implica.
DESORDEN EN LA RUTINA
El sueño no es lo único que cambia en las vacaciones: hablamos de casi dos meses sin responsabilidades y en las que muchos niños y adolescentes a veces ni desayunan por lo tarde que se despiertan. No es cuestión de menospreciarlos, pero sí de entender que para un niño no es fácil un cambio tan drástico de un día para otro. “Los padres a veces no lo manejan bien porque piensan que los muchachos tienen que asumir con toda la responsabilidad que merece ese nuevo proceso”, asegura Durán. Esto desencadena conflictos y muchas veces regaños, que se pueden evitar con tolerancia y preparación.
QUÉ HACER
• Por cuestiones de salud, también se debe evitar que los horarios de comida sufran cambios drásticos. Lo ideal es que las horas se mantengan similares y se cumpla el mismo número de comidas usual.
• “Las vacaciones son tiempo para descansar pero no para no hacer nada”, asegura Gladys García. Los padres tienen que dar responsabilidades dentro del hogar, como mantener organizado su cuarto y algunas otras tareas que estén a su alcance.
• Cuando se va acercando la fecha, se puede comenzar a disponer un espacio para los útiles e ir organizando el uniforme. Al menos así, Manuel va mentalizando que le toca regresar al salón.
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