Aunque no lo crean, Donald Trump tenía posibilidades reales de convertirse en Premio Nobel de la Paz 2025, no porque tuviera méritos para ello, sino porque la burdelización de este premio hizo que, como diría Aquiles Nazoa, cualquier huelefrito gane un Premio Nobel.
Pero resulta que el racista, misógino, déspota y explotador presidente de EEUU no se esperaba que, en la última semana, las redes sociales han estallado, difundiendo videos de todo tipo, donde se ve a un Trump en cuestionables actos con niñas vestidas de damas y/o niñas convertidas en mujerzuelas, o sentadas en sus piernas. Como sabemos, forman parte de los archivos del pedófilo Jeffrey Epstein, quien fue detenido y misteriosamente muerto en la cárcel. Hay miles de fotos donde aparecen ambos, pues siempre se dijo que eran altísimos panas.
Estamos hablando de burdelización del Nobel, es decir, convertir uno de los mayores prestigios de la sociedad en oscuros burdeles, en donde, obviamente, no existe ni la moral ni la ética. Por ello, a pesar de los videos en las redes sociales, Trump insiste en hacer lobby en algunos países, a cuyos mandatarios les está pidiendo que lo postulen, siempre bajo amenaza o chantaje.
Pareciera que, a sus 79 años, obviamente, está pensando en su fin, Trump pretende convertir ese Nobel de la Paz en la cima del pináculo de su vida personal. Después de amasar una inmensa fortuna, un colosal poder y una estrecha relación con lo que se conoce como The Deep State, pareciera que Trump tiene claro que ese mismo estado profundo no lo va a dejar gobernar cuatro años y que, en cualquier momento, inventará los subterfugios de rigor para destituirlo como inquilino de la Casa Blanca.
Como quiera que tiene esa aspiración al Premio Nobel de la Paz, pareciera muy cuesta arriba que lo logrará, aunque la postulación sea ante el Comité de Suecia. Y ya conocemos su innegable influencia, la que fue determinante en la designación del estadounidense Robert Francis Prevost como León XIV, el nuevo Papa.
Y ya sabemos todo lo que está haciendo puertas adentro para cambiar incluso la propia estructura del Estado norteamericano. ¿Qué más podríamos esperar de este Aleister Crowley moderno, a quien apodaban “La bestia”?, ¿que invada a Venezuela y provoque la Tercera Guerra Mundial? Aunque esta vez sí tenemos compinches, con músculo propio, y con intereses, para ayudarnos en la defensa de la Patria. Cosas veredes, diría el Quijote.
ultimasnoticias.com.ve
Ver fuente